La mayoría de los medicamentos tienen estructuras que no son fácilmente reconocibles por el sistema inmune, son moléculas demasiado pequeñas para interactuar con los receptores inmunes con suficiente potencia para activar una respuesta inflamatoria.
Sin embargo, múltiples factores pueden llevar a que el medicamento sea reconocido por el sistema inmune y se desarrolle una respuesta inmune mediada por células o anticuerpos.
La mayoría de los efectos adversos a medicamentos no son por alergia y se deben a efectos farmacológicos conocidos del medicamento (mareo con algunos analgésicos, gastritis con los antiinflamatorios, etc), no responden a mecanismos inmunológicos, son previsibles y se tratan del 85-90% del total de las reacciones adversas a medicamentos.