Es una enfermedad potencialmente grave, que cursa con inflamación crónica de las vías respiratorias en respuesta a un alérgeno. La inflamación causa una importante limitación del flujo aéreo con unas características especiales: es variable y puede revertirse parcialmente de forma espontánea o con tratamientos. Esta inflamación también causa hiperreactividad del epitelio bronquial ante diversos estímulos.
¿Cuáles son los síntomas?
En el asma existe un estrechamiento de las vías respiratorias, engrosamiento de la pared de las vías respiratorias y un aumento en la producción de moco que lleva a manifestaciones tales como respiración sibilante, falta de aire, opresión en el pecho y tos. Una característica importante de los síntomas es que varían con el tiempo en su aparición, frecuencia e intensidad.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
Una vez el patrón de los síntomas y el examen físico respalden el diagnóstico de asma, se debe evidenciar la limitación variable del flujo de aire a partir de pruebas como la espirometría, el flujo pico, test de metacolina, entre otras.
Si es posible, la evidencia que respalda un diagnóstico de asma debe documentarse cuando el paciente se presenta por primera vez ya que a menudo es más difícil confirmar el diagnóstico después. Sin embargo, es posible que se necesiten estrategias adicionales para confirmar el diagnóstico de asma en ciertos pacientes, como aquellos que ya están en tratamiento de control, los ancianos y los niños.
Los desencadenantes ambientales y las condiciones coexistentes deben identificarse y abordarse para cada paciente. Si está indicado, el alergólogo puede buscar la sensibilización a los alérgenos que posiblemente sean responsables de los síntomas mediante prick test o exámenes de laboratorio. El prick test realizado adecuadamente es el mejor método para determinar la sensibilización alérgica.

¿Cuál es el tratamiento?
En el asma lo que se busca es controlar los síntomas y reducir el riesgo de presentar exacerbaciones, daño de la vía aérea, efectos secundarios de la medicación y la muerte relacionada con el asma. Pero lo más importante: siempre se debe tener en cuenta el empoderamiento del paciente, sus metas personales con respecto a la enfermedad y su tratamiento.
Es fundamental la prevención, con visitas programadas regularmente durante las cuales se evalúen los síntomas, se controle la función pulmonar, se ajusten los medicamentos y se brinde educación para utilizar el inhalador de forma correcta y evitar la exposición a los desencadenantes ambientales.
La terapia farmacológica varía según la gravedad del asma y el control del asma. Se recomienda un enfoque gradual de la terapia, en el que la dosis de la medicación, el número de medicamentos y / o la frecuencia de administración aumentan según sea necesario y disminuyen cuando sea posible.
Aquellos pacientes con sensibilización a alérgenos demostrada y que sean candidatos, se pueden beneficiar de la inmunoterapia alérgeno-específica, que induce tolerancia inmune para el alérgeno específicamente y en contraste a la terapia con medicamentos, los efectos persisten después de terminarla e incluyen la prevención de nuevas sensibilizaciones. El hecho de que sea candidato para inmunoterapia depende de la historia y la alergia de cada paciente.